viernes, 14 de junio de 2013

El paso de Nicolás López a Hollywood

EL TERREMOTO MÁS SANGRIENTO

En el día 10 de mayo, se estrenó en EE.UU. la película de terror Aftershock, del director chileno Nicolás López. Además de ser un hito del cine nacional por su visibilidad en ese país, la producción es el debut de López en el género. Su filme es ejemplo del gore, subgénero del terror nacido en la década de 60 que resurgió en los años 2000.

Augusto Catoia Fonseca



“Gringo” es un estadounidense divorciado que quiere ahogar las penas. Para eso viaja a Chile, donde se junta con Ariel y “Pollo”. Los tres van a una discoteca de Valparaíso. Allí, los tres toman y coquetean con mujeres.

Hasta que un terremoto de 9.8 grados Richter azota la ciudad y trae el caos. Ariel pierde su mano, amputada por un armario que cae. Personas son aplastadas por pedazos de techo. “Pollo” se vuelve loco y distribuye hachazos por doquier. Una mujer es decapitada por la rueda de un camión y otras dos son violadas.

Así es Aftershock, dirigida por Nicolás López y producida por el estadounidense Eli Roth. La película, aunque ficcional, se basa en hechos reales del terremoto de Chile de 2010. "Durante el terremoto, mi primer pensamiento fue "Hay que sobrevivir" y el segundo, "Hay que hacer una película"", cuenta López.

Después de Santa Sangre (1989) de Alejandro Jodorowsky, este largometraje es el segundo chileno de terror que recibe notoriedad entre críticos estadounidenses y el primero distribuido por una productora grande de Estados Unidos – Dimension Films. La película aún no tiene fecha para estrenar en Chile.

Con ayuda de Eli Roth, actor de la película Bastardos sin Gloria y director de los éxitos de terror gore Fiebre en la Cabaña (2002) y Hostal (2005), el largometraje fue filmado en muchos de los mismos lugares donde la destrucción tuvo lugar. La idea surgió de una conversación entre Roth y López, quienes se hicieron amigos en el Festival de Los Angeles de 2005. “A él le encanta las películas de terror, así que nos propusimos hacer una. En medio a ideas de ciencia ficción y casas embrujadas le conté sobre el terremoto. Le hablé sobre el caos y el colapso de la sociedad. Y él me dijo que ahí había una historia increíble, que no teníamos que inventar nada. Que sólo necesitábamos encadenar los eventos reales y transformarlos en una película”, cuenta el director.

El cineasta nacional opina que Aftershock es una mezcla de comedia y gore: “Con Eli siempre hablamos de que la idea era mostrar nuestras dos sensibilidades, hasta el punto de que hubiéramos podido ponerle a esto "Qué pena tu Hostal", porque la primera parte es como una película mía y la segunda, cuando empieza el terremoto, una de él”. El gore es un subgénero del cine de terror que se caracteriza por su énfasis deliberado en mutilaciones corporales.

Esta película representa un cambio de dirección para el chileno, quien hasta el momento se ha destacado por sus películas de comedia. Junto al director de Hostal, el cineasta chileno ideó el concepto de Chilewood: producción de películas chilenas con alta posibilidad de exportación. “Aftershock es el inicio de esto. Mi objetivo siempre fue llegar al mercado internacional, y lo maravilloso es que es una película filmada en Chile y con talento chileno en todas las partes del equipo”, dijo el cineasta. El proyecto continúa con The Green Inferno, otra película de terror con el rodaje ya concluido. Esta contará la historia de activistas ambientales que se dirigen a la Amazonia y son atrapados por una tribu de caníbales.

Una carrera ascendente

Nicolás López debutó con el cortometraje Pajero, en 1998, que se trata de un joven que es interrumpido cuando se masturba. Seis años después dirigió la comedia Promedio rojo, su primer largometraje. La película se exhibió en el Festival de Tokio, de Mar del Plata y en el de Los Angeles de 2005, donde Eli Roth la vio. Este la recomendó a Quentin Tarantino, y a él le gustó mucho. Sobre ella, el director de Kill Bill dijo: “Es la película más entretenida del año”.

Dicho comentario le dio reconocimiento internacional a Nicolás López, y lo incentivó a realizar proyectos mayores. En 2006 dirigió Santos, una película de superhéroes realizada con un presupuesto de seis millones de dólares. La película fue un fracaso. Exhibida en 33 cines, tuvo menos de tres mil espectadores.

Nicolás volvió al éxito comercial con la trilogía de comedias Qué pena tu vida, Qué pena tu boda y Qué pena tu familia, sobre los problemas amorosos de un publicista de 29 años llamado Javier. La primera entrega, por ejemplo, tuvo 94.044 espectadores.


Aunque Nicolás López cosecha éxitos comerciales, no le pasa lo mismo con la recepción de los críticos. Promedio rojo fue elogiada por Tarantino y calificada por el director mexicano Guillermo del Toro como una “obra cumbre del cine chileno”, pero sus demás películas han sido muy criticadas. Leopoldo Muñoz, de Las Últimas Noticias, escribió sobre Qué pena tu vida: “La liviandad del argumento o la falta de imaginación no es lo que pasma al espectador, sino la insistencia en un humor imbécil, cruel y gratuito”. Ascanio Cavallo, de la revista El Sábado, repudia todo su cine: “Ninguno de sus planos, de sus escenas ni de sus películas tienen el mínimo valor expresivo. Es pura diversión barata. López tan solo quiere plata, y nada más”.

Aftershock ha tenido algunas críticas positivas. “Una frenética y a veces hilarante película que deleitará fanáticos del género de terror”, opinó Dennis Harvey de Variety. Pero ha tenido principalmente críticas negativas. “Incluso considerando que he visto muchas películas de terror, esta me pilló desprevenido por la forma en que sus personajes mueren. Y la única cosa que despierta interés es cómo y cuándo morirán”, comentó Ethan Alter de Hollywood Reporter. “Es difícil imaginar quién querría ver esta película, dada la violencia sádica a la cual está sujeta la audiencia”, opinó Claudia Puig de USA Today.

Gusto por el género

Carolina Vignoli, psicoanalista del Centro de Estudios en Psicoanálisis Lacaniano de Chile, opina que la violencia de las películas de terror gore funciona como vía de escape para pensamientos agresivos: “Se trata de un gusto de sacar afuera mi propia maldad, el odio y ganas de matar a los que me hacen injusticias. Entonces me identifico con un descuartizador, pero sin derramar sangre”.  

Aaron Garrett, profesor de filosofía de la Universidad de Boston, plantea que el susto no es real y que por eso hay un gusto por el género. “Nos preocupamos por los sufrimientos de personas vulnerables. Pero sabemos que no son reales. Cuando vamos a ver una película, estamos tomando parte de una actividad grupal que nos da placer en experiencias que son como si fueran de miedo”.

También hay factores sociales y fisiológicos en la apreciación de esas películas, afirma Glenn Sparks, profesor de comunicaciones de la Universidad de Purdue. “La gente se reúne, ve estas películas y luego cuentan cuán asustados estaban. Los batimientos cardíacos aumentan, los músculos se tensan, la piel se humedece y la temperatura corporal baja. Eso provoca euforia”.

El renacimiento del gore



Este género nació en 1963, con la película Bloodfeast, del director Herschell Gordon Lewis. Costando apenas 24.500 dólares, recaudó 4 millones en los cines.

A pesar del éxito comercial, el género perdió fama. Entre los años 60 y 90, las películas populares fueron las de terror sobrenatural, zombis, terror psicológico y los slashers, películas sobre asesinos seriales que apuñalan y cortan a sus víctimas.

Hasta que en la década del 2000 surgió el Splat Pack (“El grupo de la salpicadura”), equipo de directores que ganaron reconocimiento por sus películas de bajo presupuesto y violencia extrema. Cineastas como Eli Roth, Neil Marshall y James Wan forman parte de este grupo.

La primera película de este nuevo período del género fue Dog Soldiers (2002), de Neil Marshall. Desde ese año, más de 30 películas gore fueron realizadas. La más exitosa es El Juego del Miedo (2004), de James Wan y Leigh Whannell. La película recaudó 100 millones de dólares bajo un presupuesto de un millón, y su rentabilidad llevaría a la producción de 6 continuaciones. En ellas aparecen personas derretidas con ácido, partidas en dos, aplastadas y amputadas.




Esta ola de violencia cinematográfica no se limitó a Estados Unidos. Países como Francia, España, Serbia y Dinamarca también presentaron este fenómeno.

En la película francesa Irreversible, de Gaspar Noé, un hombre le pega a otro en la cabeza con un extintor 23 veces. Su cabeza se vuelve una masa de sesos esparramados en el suelo. En Anticristo, del danés Lars von Trier, la protagonista se corta el clítoris con una tijera. Y en Una Película Serbia, un hombre drogado con estimulante de sementales viola a una mujer. Luego la decapita con un cuchillo carnicero y sigue penetrando su cuerpo muerto.

El país más notorio es Francia. Directores como Gaspar Noé, Alexandre Aja (Alta Tensión), Pascal Laugier (Mártires) y otros más fueron asociados por el periodista James Quandt a una colección de películas llamada Nuevo Extremismo Francés. Este crítico del sitio Artforum describe a este grupo como un cine “determinado a romper todo tabú, chapotear en vísceras y llenar cada plano con carne”.

En general, el gore se ha vuelto popular alrededor del mundo. Las siete entregas de la saga El Juego del Miedo, por ejemplo, costaron 67 millones de dólares y arrecadaron 953 millones a lo largo del mundo. Su página de Facebook tiene más de 16 millones de fans, y se volvió una franquicia con juguetes, videojuegos y disfraces.

Aunque algunas películas como El Descenso y la francesa Adentro han sido muy elogiadas, el género es muy criticado. Críticos de cine se quejan de que la violencia gráfica deja de lado el suspenso, y que estas películas no dan miedo sino repugnancia. Alegan que ellas no tienen ningún valor expresivo, mientras que según el crítico Mark Harris expresaban en épocas anteriores la liberación social y el nihilismo post-Vietnam. “Estas películas no ejercen impacto social ni estético. No tienen ningún valor expresivo, y simplemente banalizan la violencia”, opina Ascanio Cavallo.


La última película norteamericana asociada al género es Posesión Infernal, lanzada en abril de este año. Esta recibió críticas positivas y recaudó 95 millones de dólares bajo un presupuesto de 17 millones. Hace 11 años que el gore resucitó, y sigue dando frutos. Nicolás López reconoció eso: “La inmediatez de reacción en el público fue lo que me motivó a hacer esta película”.




miércoles, 5 de junio de 2013

La PDI recibe más de 300 casos anuales de bullying a lo largo del país

“Los colegios están obligados a informar sobre el bullying y denunciar casos”, dice abogado de la Defensoría Penal de Ñuñoa

En el marco de una charla sobre convivencia escolar promovida por la agrupación, el abogado Cristián Zoffoli calificó a la ley como un “gran avance” y resaltó las implicancias de esta ley para los colegios.

Augusto Catoia Fonseca





En una charla realizada para el cuerpo directivo y docente del Liceo Toribio Medina de Ñuñoa realizada en Liceo Toribio Medina, el abogado Cristian Zoffoli presentó al cuerpo directivo y docente del establecimiento ñuñoíno la importancia de la Ley contra el Bullying y las obligaciones que esta prescribe.

“Es una tarea de todos, más allá de la ley. Es necesario que haya cooperación entre alumnos, apoderados y profesores.”(Cristian Zoffoli)

Zoffoli explicó que esta ley, aprobada en el Senado en 2011, contempla que los establecimientos tienen tres obligaciones. En primer lugar, de certificarse del cumplimiento de sus Reglamentos Internos, los cuales a partir de la ley tienen como reglas agregadas a las de tomar medidas ante casos de violencia física y psicológica entre alumnos. De no cumplirse esta obligación, los establecimientos arriesgan multas de hasta 50 UTM. Segundo, se les prescribe el denunciar casos a la Defensoría Penal de Víctimas para que estas presten ayuda. Y tercero, tienen la obligación de informar al cuerpo docente y estudiantil sobre este fenómeno.

“Es una ley tardía. Debió haberse aprobado hace unos 30 años, cuando yo estaba en el colegio”, resaltó el abogado. De hecho, según el psicólogo de la PDI Maximiliano Castro, Chile es uno de los 15 países con más violencia escolar en el mundo. 

Pero según él, la responsabilidad no es sólo de los establecimientos educacionales. “Es una tarea de todos, más allá de la ley. Es necesario que haya cooperación entre alumnos, apoderados y profesores.”