Crianza de niños por parejas del mismo sexo: un
punto de vista psicoanalítico
¿QUÉ VALE MÁS: LA ACTITUD O EL SEXO?
En el
Movilh califican como homofóbica la prohibición de la adopción por
homosexuales. Pero, ¿y si en esos casos la crianza es nociva para la psicología
del hijo? ¿Es así o no es? El
psicoanalista Francisco Pisani da su opinión.
Augusto Catoia Fonseca
En el artículo primero de la Constitución Política
de la República está escrito: “La familia es el núcleo fundamental de la
sociedad”. Diputados de la UDI quieren agregar otra frase al párrafo: “El menor
sólo tendrá por padres a un hombre y una mujer”.
La propuesta, realizada por los diputados María
Angélica Cristi, José Ramón Barros, Claudia Noguera y Mónica Zalaquet, desató
polémica. El presidente del Movilh, Rolando Jiménez, criticó la actitud en
Twitter: "La Udiotez del día.
Presentan proyecto de ley contra familias homoparentales. UDI muestra su feroz
homofobia!".
De esta situación despierta una interrogante: ¿es
válida, desde un punto de vista psicológico, la crianza de niños y adolescentes
por parejas del mismo sexo? El
psicoanalista Francisco Pisani da su opinión. Él es miembro del Centro de
Estudios e Investigación de Psicoanálisis Lacaniano de Chile, y experto en
psicología infantil y sexología.
- ¿Hay estudios respecto a este tema?
Sí, yo creo que hay estudios. Pero no es en lo que
me enfoco. Lo que me parece más importante sobre la crianza de parejas homoparentales
es que cuando hablamos de las ciencias humanas y de lo humano, se atraviesan
líneas ideológicas y políticas. Algunos van a decir que hay conflicto, y otros
que no. Mi posición, orientada por la psicoanálisis del psiquiatra francés
Jacques Lacan, es que no hay por qué oponerse a esa situación de la crianza de
niños por parejas del mismo sexo. Por lo general la psicología trata de
reincorporar la diferencia a lo mismo, a lo homogéneo.
- ¿O sea que el hecho de que la psicología en
Chile toque tan poco el tema es porque hay sesgo político?
Por supuesto. Cuando se diagnostica un paciente con
algo, con un tipo de trastorno, ahí se pone en juego algo del orden político.
De la biopolítica, tal como lo pensaba Michel Foucault: que detrás de cada
apariencia, de un discurso científico, hay intereses ideológicos de poder
hegemónico. El cual en Chile es acorde a los sectores más conservadores.
Foucault tiene un libro muy conocido que se llama Vigilar y Castigar. La psicología está
del lado de la vigilancia y el castigo. Antes lo que se hacía era que se
marginaba, pescaban a toda la diferencia y los tiraban fuera de la ciudad. Hoy
es más sofisticado: se trata de transformar esa gente al ideal de la sociedad.
Se lo vigila. Muchas corrientes psicológicas buscan eso. El psicoanálisis
lacaniano tiene una alternativa que dice: “No. Nosotros vamos a defender la
diferencia, nosotros pensamos que no es una enfermedad, que es una forma de
sexualidad diferente, como todas las personas tienen formas de sexualidad
diferentes. Y que el sujeto la viva lo mejor posible, y eso no tiene por qué
influir en la crianza de los hijos.”
- Un niño, siendo criado por una pareja
homosexual, ¿tendría una dificultad mayor en reconocerse a sí mismo como niño o
niña?
El psicoanálisis piensa que nosotros, para
constituirnos como seres humanos, tenemos que entrar en el lenguaje. Y en el
entrar en el lenguaje, en el hablar, perdemos nuestra condición de naturaleza
como animales. Por ejemplo, los animales no tienen eyaculación precoz ni
disfunciones sexuales porque no viven en la cultura como nosotros. Entonces, la
distinción entre masculino y femenino como posición sexual es algo que puede
estar dentro de un cuerpo de hombre o un cuerpo de mujer. Los hombres
homosexuales no se sienten mujeres, se sienten hombres y atraídos por otros hombres.
Por eso, no habría por qué pensar que un niño tendría dificultad en la
construcción de su propia sexualidad al vivir con padres del mismo sexo.
- Dado que faltaría una figura de padre
hombre o madre mujer, ¿estaría el niño más propenso a satisfacer esa falta
afuera de su núcleo parental y por lo tanto a una asimilación más difícil de
sus padres?
Hay niños que sufren mucho incluso en parejas
heterosexuales porque tienen dos posiciones femeninas, dos madres. Y tienen
dificultad siendo ellos heterosexuales. En esa crianza, no hay quién da corte.
En ella, el niño puede desarrollar fobias, crisis de pánico y hasta psicosis.
Le falta una función paterna que le permita decir, “Oye, acá existe un mundo
afuera de tu familia”. Y en el caso de padres muy paternos, ellos quedan con
mucha ansiedad de lo que los padres piensan de él. Eso pasa tanto con padres
heterosexuales como con homosexuales. Además, la figura del padre puede ser la
profesora del colegio, una tía, una abuela. Y aun así el niño puede tener un
desarrollo sano.
Los niños pueden ser afectados en la medida que haya
una sanción social. El problema mayor estaría en eso, en la discriminación que
podría haber.
- Entonces, ¿cuál es la importancia del sexo
de los padres, y de la sexualidad de los padres en un niño? ¿Cuál de los dos es
más importante en su desarrollo?
El psicoanálisis dice que la anatomía no es el
destino. De alguna forma cuando entramos en el desarrollo de lo humano, todo se
complica. Hay un sinfín de posibilidades. Esto permite comprender que hay una
complejidad en las relaciones humanas. Su vida puede ser tan válida para la
crianza como un heterosexual. Lo que importa más es cómo vive la vida, y no
tanto el sexo.
- En casos de vientres de alquiler, ¿Ud. cree
que es más importante para la persona el saber sus raíces y antepasados, o más
bien pensar que tiene una familia que acoge? ¿Ese afecto quitaría la presión
por saber de las raíces, o seguiría sintiéndose “hijo de nadie”?
La historia de un sujeto es siempre de alguna forma
ficcionada. La historia está perdida para siempre; lo que hacemos es
reconstruirla. Y al reconstruirla, estamos construyendo nuestra historia. Uno,
dice Lacan, es el discurso del otro. Uno toma lo que otros dicen y va tomando
sus fragmentos y armando su propia historia y cronología. Lacan dice que lo más
importante es que el deseo no sea anónimo; esté encarnado en alguien. Y en la
medida que el deseo de un hijo esté encarnado en una figura, ya eso es lo
bastante.
El psicoanalista francés Tony Anatrella plantea que
la falta de una doble identificación padre hombre y madre mujer en la crianza
del niño, lo lleva a tener límites borrosos en relación a deseos y límites en
general.
- ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
Por supuesto que no. Es una visión reduccionista. La
condición sexuada no pasa necesariamente por un cuerpo, sólo por tener anatomía
de hombre o mujer. Pasa por un lugar que uno ocupa en la cultura, por un
“fantasma” que uno ocupa – es decir, una forma de relacionarse con el mundo que
puede ser masculina o femenina.
Yo no creo que se desdibuje las identificaciones;
los homosexuales tienen problemas como los que tienen todos los demás. Además,
no existe homosexualidad sino homosexualidades diferentes. No hay nada
inherente a la homosexualidad que defina cómo uno la vive. Y así, no se define
qué transmite un homosexual en la crianza.
- Hoy en día hay familias de un solo padre,
otras formadas por los tuyos, los míos y los nuestros. Ahora se agregaría este
nuevo tipo. ¿Qué repercusiones puede tener en el futuro de las sociedades?
¿Cambiarían los valores?
Me parece que resultaría una sociedad mucho mejor.
Una sociedad con mayor diferencia, donde las personas puedan vivir más
tranquilamente su sexualidad y unos con otros.
- Una sociedad con mayor diversidad y
aceptación de ella, ¿amenizaría problemas psicológicos en ella o no?
Muchos autores, después de Freud y a mediados de los
años 50, de la escuela de Frankfurt, pensaban que si se transformaba la
sociedad iba a haber menos neurosis o sufrimiento psíquico. La cosa es que no
ha sido así. En la sociedad que haya, va a haber sufrimiento igual. Y por eso
el psicoanálisis piensa que la sanidad mental no es sino la locura de cada uno;
cada uno es más sano en la medida en que puede aceptar su forma de ser y sus
problemas de un modo tranquilo. Y en esa sociedad donde se acepte la diversidad
quizás haya otras patologías que todavía no conocemos. Pero la falta de sanción
social dejaría a las personas menos nerviosas en ese sentido. Habría en ese
sentido más tranquilidad en familias homoparentales y en la crianza de niños y
adolescentes en ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario