El
paso de Nicolás López a Hollywood
EL TERREMOTO MÁS SANGRIENTO
En el día 10 de mayo, se estrenó en EE.UU. la
película de terror Aftershock, del
director chileno Nicolás López. Además de ser un hito del cine nacional por su
visibilidad en ese país, la producción es el debut de López en el género. Su
filme es ejemplo del gore, subgénero
del terror nacido en la década de 60 que resurgió en los años 2000.
Augusto Catoia Fonseca
“Gringo”
es un estadounidense divorciado que quiere ahogar las penas. Para eso viaja a
Chile, donde se junta con Ariel y “Pollo”. Los tres van a una discoteca de
Valparaíso. Allí, los tres toman y coquetean con mujeres.
Hasta
que un terremoto de 9.8 grados Richter azota la ciudad y trae el caos. Ariel
pierde su mano, amputada por un armario que cae. Personas son aplastadas por
pedazos de techo. “Pollo” se vuelve loco y distribuye hachazos por doquier. Una
mujer es decapitada por la rueda de un camión y otras dos son violadas.
Así
es Aftershock, dirigida por Nicolás
López y producida por el estadounidense Eli Roth. La película, aunque
ficcional, se basa en hechos reales del terremoto de Chile de 2010. "Durante
el terremoto, mi primer pensamiento fue "Hay que sobrevivir" y el
segundo, "Hay que hacer una película"", cuenta López.
Después
de Santa Sangre (1989) de Alejandro Jodorowsky, este largometraje es el segundo
chileno de terror que recibe notoriedad entre críticos estadounidenses y el
primero distribuido por una productora grande de Estados Unidos – Dimension Films. La película aún no tiene
fecha para estrenar en Chile.
Con
ayuda de Eli Roth, actor de la película Bastardos sin Gloria y director de los éxitos
de terror gore Fiebre en la Cabaña
(2002) y Hostal (2005), el largometraje fue filmado en muchos de los mismos
lugares donde la destrucción tuvo lugar. La idea surgió de una conversación
entre Roth y López, quienes se hicieron amigos en el Festival de Los Angeles de
2005. “A él le encanta las películas de terror, así que nos propusimos hacer
una. En medio a ideas de ciencia ficción y casas embrujadas le conté sobre el
terremoto. Le hablé sobre el caos y el colapso de la sociedad. Y él me dijo que
ahí había una historia increíble, que no teníamos que inventar nada. Que sólo
necesitábamos encadenar los eventos reales y transformarlos en una película”,
cuenta el director.
El
cineasta nacional opina que Aftershock
es una mezcla de comedia y gore: “Con
Eli siempre hablamos de que la idea era mostrar nuestras dos sensibilidades,
hasta el punto de que hubiéramos podido ponerle a esto "Qué pena tu
Hostal", porque la primera parte es como una película mía y la segunda,
cuando empieza el terremoto, una de él”. El gore
es un subgénero del cine de terror que se caracteriza por su énfasis deliberado
en mutilaciones corporales.
Esta
película representa un cambio de dirección para el chileno, quien hasta el
momento se ha destacado por sus películas de comedia. Junto al director de
Hostal, el cineasta chileno ideó el concepto de Chilewood: producción de películas chilenas con alta posibilidad de
exportación. “Aftershock es el inicio
de esto. Mi objetivo siempre fue llegar al mercado internacional, y lo
maravilloso es que es una película filmada en Chile y con talento chileno en
todas las partes del equipo”, dijo el cineasta. El proyecto continúa con The Green Inferno, otra película de
terror con el rodaje ya concluido. Esta contará la historia de activistas
ambientales que se dirigen a la Amazonia y son atrapados por una tribu de
caníbales.
Una carrera ascendente
Nicolás
López debutó con el cortometraje Pajero, en 1998, que se trata de un joven que
es interrumpido cuando se masturba. Seis años después dirigió la comedia Promedio
rojo, su primer largometraje. La película se exhibió en el Festival de Tokio,
de Mar del Plata y en el de Los Angeles de 2005, donde Eli Roth la vio. Este la
recomendó a Quentin Tarantino, y a él le
gustó mucho. Sobre ella, el director de Kill
Bill dijo: “Es la película más entretenida del año”.
Dicho
comentario le dio reconocimiento internacional a Nicolás López, y lo incentivó
a realizar proyectos mayores. En 2006 dirigió Santos, una película de
superhéroes realizada con un presupuesto de seis millones de dólares. La película
fue un fracaso. Exhibida en 33 cines, tuvo menos de tres mil espectadores.
Nicolás
volvió al éxito comercial con la trilogía de comedias Qué pena tu vida, Qué
pena tu boda y Qué pena tu familia, sobre los problemas amorosos de un publicista
de 29 años llamado Javier. La primera entrega, por ejemplo, tuvo 94.044
espectadores.
Aunque
Nicolás López cosecha éxitos comerciales, no le pasa lo mismo con la recepción
de los críticos. Promedio rojo fue elogiada por Tarantino y calificada por el
director mexicano Guillermo del Toro como una “obra cumbre del cine chileno”,
pero sus demás películas han sido muy criticadas. Leopoldo Muñoz, de Las
Últimas Noticias, escribió sobre Qué pena tu vida: “La liviandad del argumento
o la falta de imaginación no es lo que pasma al espectador, sino la insistencia
en un humor imbécil, cruel y gratuito”. Ascanio Cavallo, de la revista El
Sábado, repudia todo su cine: “Ninguno de sus planos, de sus escenas ni de sus
películas tienen el mínimo valor expresivo. Es pura diversión barata. López tan
solo quiere plata, y nada más”.
Aftershock ha
tenido algunas críticas positivas. “Una frenética y a veces hilarante película
que deleitará fanáticos del género de terror”, opinó Dennis Harvey de Variety. Pero ha tenido principalmente
críticas negativas. “Incluso considerando que he visto muchas películas de
terror, esta me pilló desprevenido por la forma en que sus personajes mueren. Y
la única cosa que despierta interés es cómo y cuándo morirán”, comentó Ethan
Alter de Hollywood Reporter. “Es
difícil imaginar quién querría ver esta película, dada la violencia sádica a la
cual está sujeta la audiencia”, opinó Claudia Puig de USA Today.
Gusto por el género
Carolina
Vignoli, psicoanalista del Centro de Estudios en Psicoanálisis Lacaniano de
Chile, opina que la violencia de las películas de terror gore funciona como vía de escape para pensamientos agresivos: “Se
trata de un gusto de sacar afuera mi propia maldad, el odio y ganas de matar a
los que me hacen injusticias. Entonces me identifico con un descuartizador,
pero sin derramar sangre”.
Aaron Garrett, profesor
de filosofía de la Universidad de Boston, plantea que el susto no es real y que
por eso hay un gusto por el género. “Nos preocupamos por los sufrimientos de
personas vulnerables. Pero sabemos que no son reales. Cuando vamos a ver una
película, estamos tomando parte de una actividad grupal que nos da placer en
experiencias que son como si fueran de miedo”.
También
hay factores sociales y fisiológicos en la apreciación de esas películas,
afirma Glenn Sparks, profesor de comunicaciones de la Universidad de Purdue. “La
gente se reúne, ve estas películas y luego cuentan cuán asustados estaban. Los
batimientos cardíacos aumentan, los músculos se tensan, la piel se humedece y
la temperatura corporal baja. Eso provoca euforia”.
El renacimiento del gore
Este
género nació en 1963, con la película Bloodfeast,
del director Herschell Gordon Lewis. Costando apenas 24.500 dólares, recaudó 4
millones en los cines.
A
pesar del éxito comercial, el género perdió fama. Entre los años 60 y 90, las
películas populares fueron las de terror sobrenatural, zombis, terror
psicológico y los slashers, películas
sobre asesinos seriales que apuñalan y cortan a sus víctimas.
Hasta
que en la década del 2000 surgió el Splat
Pack (“El grupo de la salpicadura”), equipo de directores que ganaron
reconocimiento por sus películas de bajo presupuesto y violencia extrema.
Cineastas como Eli Roth, Neil Marshall y James Wan forman parte de este grupo.
La
primera película de este nuevo período del género fue Dog Soldiers (2002), de Neil Marshall. Desde ese año, más de 30
películas gore fueron realizadas. La
más exitosa es El Juego del Miedo (2004), de James Wan y Leigh Whannell. La película recaudó 100 millones de dólares bajo un
presupuesto de un millón, y su rentabilidad llevaría a la producción de 6
continuaciones. En ellas aparecen personas derretidas con ácido, partidas en
dos, aplastadas y amputadas.
Esta
ola de violencia cinematográfica no se limitó a Estados Unidos. Países como
Francia, España, Serbia y Dinamarca también presentaron este fenómeno.
En
la película francesa Irreversible, de Gaspar Noé, un hombre le pega a otro en
la cabeza con un extintor 23 veces. Su cabeza se vuelve una masa de sesos
esparramados en el suelo. En Anticristo, del danés Lars von Trier, la
protagonista se corta el clítoris con una tijera. Y en Una Película Serbia, un
hombre drogado con estimulante de sementales viola a una mujer. Luego la
decapita con un cuchillo carnicero y sigue penetrando su cuerpo muerto.
El
país más notorio es Francia. Directores como Gaspar Noé, Alexandre Aja (Alta
Tensión), Pascal Laugier (Mártires) y otros más fueron asociados por el
periodista James Quandt a una colección de películas llamada Nuevo Extremismo
Francés. Este crítico del sitio Artforum
describe a este grupo como un cine “determinado a romper todo tabú, chapotear
en vísceras y llenar cada plano con carne”.
En
general, el gore se ha vuelto popular
alrededor del mundo. Las siete entregas de la saga El Juego del Miedo, por
ejemplo, costaron 67 millones de dólares y arrecadaron 953 millones a lo largo
del mundo. Su página de Facebook tiene más de 16 millones de fans, y se volvió
una franquicia con juguetes, videojuegos y disfraces.
Aunque
algunas películas como El Descenso y la francesa Adentro han sido muy
elogiadas, el género es muy criticado. Críticos de cine se quejan de que la
violencia gráfica deja de lado el suspenso, y que estas películas no dan miedo
sino repugnancia. Alegan que ellas no tienen ningún valor expresivo, mientras
que según el crítico Mark Harris expresaban en épocas anteriores la liberación
social y el nihilismo post-Vietnam. “Estas películas no ejercen impacto social
ni estético. No tienen ningún valor expresivo, y simplemente banalizan la
violencia”, opina Ascanio Cavallo.
La
última película norteamericana asociada al género es Posesión Infernal, lanzada
en abril de este año. Esta recibió críticas positivas y recaudó 95 millones de
dólares bajo un presupuesto de 17 millones. Hace 11 años que el gore resucitó, y sigue dando frutos.
Nicolás López reconoció eso: “La inmediatez de reacción en el público fue lo
que me motivó a hacer esta película”.
